lunes, 29 de agosto de 2011

Recapacitando


José se está portando bastante bien: Crece rápido, sonríe como un vendedor, casi no llora, come como un romano (sí, hasta vomitar...), y sobretodo, cada día se parece más a su madre.

Hoy, para ayudarle a dormir, le he dado, como otras muchas noches la mano, y he pensado: "¡Qué suerte tiene este niño de que su padre le dé la mano para dormir!". Al instante, recapacitando un poco, me he dado cuenta de la enorme "potra" que tengo yo de poder darle la mano a él.

Otros querrán vacaciones en lugares exóticos, un coche nuevo o una tele más grande que la casa para ver a su equipo de fútbol preferido... Yo sólo quiero su mano, sus gruñidos cuando quiere comer o que le cambie, sus balbuceos cuando quiere jugar y su mirada, siempre curiosa, que se me mete hasta el alma.

Me quedo tonto si sonríe con esa carita tan parecida a la de María, cuando ella le da el pecho, o cuando Fernando y María Isabel le cantan tonterías para conseguir que les haga caso, casi siempre sin resultado.

Otros darán la vuelta al mundo, ganarán las elecciones, la liga e incluso el Mundial... Pero el mundo es mío y aún no pesa seis kilos.

2 comentarios:

VICENTE dijo...

VICENTE:

¡GRACIAS, FERNANDO, POR RECORDARME LA SUERTE QUE HE TENIDO CON LOS 5 HIJOS QUE DIOS ME HA DADO! EL DE HOY CREO QUE HA SIDO UNO DE LOS POST QUE MÁS ME HAN EMOCIONADO Y CON LOS QUE MÁS ME HE SENTIDO IDENTIFICADO.

Ana (Valladolid) dijo...

¡QUÉ BONITO, Fernando!!! Y qué razón tienes...A pesar de las noches sin domir, del agotamiento diario, de todos los problemas que muchas veces nos encontramos ( en mi caso, este tercer embarazo ha provocado que tenga un pie más fuera que dentrro de mi trabajo), qué afortunados somos por poder darles la mano, por poder achucharlos...noto su agrdecimiento con sus apenas 20 días de vida...en fin...lo más grande del mundo.