lunes, 3 de octubre de 2011

¿Pero qué pasa con la vida?


Hola:

Acabo de enterarme de que ha muerto Álvaro, el hijo de la mujer asesinada en una iglesia madrileña la semana pasada, y un hombre al que se le ha tenido que caer, literalmente, el mundo encima.

Ya os conté en su día, que la elección ante la que no querría enfrentarme nunca, es entre María y uno de nuestros hijos, pero al padre de Álvaro no le han dado ni siquiera esa oportunidad.

Nosotros perdimos a Jesús, y nada ni nadie podrá reemplazarle, pero tenemos a Fernando, a María Isabel y a José, y nos tenemos a nosotros mismos, pero él lo ha perdido todo y no se me ocurre nada que le pudiera decir en estos momentos.

María y yo le pedimos a Jesús por la vida de Álvaro, y ahora sólo podemos pedir por su padre, para que descubra, de ese modo maravilloso que sólo nuestro Padre Bueno puede hacer descubrir a cada hombre, que todo es para bien, aunque nos parezca tan absurdo y atroz como lo que tiene que vivir en estos momentos.

También nosotros Estamos contigo.

3 comentarios:

Ana (Valladolid) dijo...

Totalmente de acuerdo, Fernando!!Ojalá pudiera dar un abrazo a ese padre...Ojalá que encuentre algo de luz en medio de todo lo que está sufriendo...¡qué duro, Dios mío!!!

Ignacio dijo...

Ante estos hechos tan terribles se corre, a mi juicio, un peligro: el preguntarse por qué pasan estas cosas y por qué a esta familia.

Creo que la pregunta es equivocada. En este caso y en todas las demás desgracias en apariencia sin sentido.

La pregunta adecuada no es "¿Por qué?", sino "¿Para qué?. Y digo que la primera pregunta no tiene sentido porque sería tanto como pedir a Dios que nos limitara la libertad o que fuera contra las leyes de la naturaleza que Él mismo ha creado.

Ahora bien, si nos preguntamos "¿para qué?" todo cobra mucho más sentido. Puede que no lo entendamos, pero en la pregunta estamos metiendo, implícitamente, los planes que Dios tiene para cada uno de nosotros. Ahora sí puede "cuadrar" la posible respuesta y su correspondiente consuelo.

Por lo demás, a un padre en estas dramáticas circunstancias no hay que decirle nada. Si acaso, y se puede, darle un abrazo y rezar por él.

Piti dijo...

¡Pobre bebé! no tengo palabras..QEPD